Burtree era un árbol muy viejo. Tan viejo, que hasta recordaba los años en que se habían separado los continentes. En su juventud, había aprendido de los pájaros, de los peces, de los mamíferos, de las flores y de las plantas. También de las nubes, que le traían enseñanzas de lugares insólitos. Y del brillante sol. Y de la perezosa luna. Llevaba años asentado a los pies de una montaña, por donde el Gran Río giraba a la derecha. Había visto crecer primero al pueblo y, con el tiempo, cómo este se convertía en una alegre ciudad . Así fue como conoció a las personas. Eran los seres más fascinantes que nunca había conocido. Fue tal la fascinación que sintió Burtree que quiso contarle muchas historias y cuentos al hombre . Y así fue cómo nuestro árbol amigo se convirtió en una biblioteca muy famosa. De todo el mundo acudía gente a visitarle. Primero cada persona le contaba su historia : quién era, de dónde venía, qué le gustaba....